LA FELICIDAD Y EL EGOISMO

El egoísmo y la soberbia son los grandes enemigos de la felicidad. El egoísta vive ensimismado, emborrachado en su propia contemplación. Vivir en egoísmo es como vivir en un calabozo: oímos sólo nuestra propia voz; hablamos sólo de nosotros mismos; sólo escuchamos los lamentos de nuestro propio dolor; únicamente captamos la gloria de nuestra propia victoria personal. Cualquier otro interés está mediatizado por el interés propio. Ser egoísta es una desgracia. La generosidad y la felicidad están indefectiblemente ligadas, tanto como el egoísmo y la amargura.

Todos, con nuestra capacidad de hacer el bien a quienes nos rodean, tenemos un tesoro que repartir; y, si no lo entregamos, se pierde, para nosotros y para los demás. Por eso, buscar la felicidad de los demás es uno de los caminos más directos para lograr la propia.

Deberíamos preguntarnos con frecuencia si reparamos en los sufrimientos de los demás, porque es ése uno de los grandes secretos de la felicidad: trascender de uno mismo, descubrir al prójimo, darse cuenta de que hay a nuestro alrededor hombres que sufren, siquiera un poco, pero a los que podemos ayudar mucho.

Cualquiera de nosotros que no encontrase en su camino hombres que sufren debiera pensar si no será un egoísta encerrado en sí mismo. Porque la vida está llena de gente falta de compañía, de afecto, de verdad; de gente herida por la traición, por su propio difícil corazón. A nuestro alrededor hay personas que necesitan alivio, y sería interesante que cada uno de nosotros viese si no se ha acostumbrado tanto a disculparse, a estar atento sólo a sus propias heridas, que tiene tan arraigado ya el hábito de dar un rodeo y pasar de largo, que le parece que a su alrededor no hay nadie necesitado.

Hay que aprender a no vivir centrado en uno mismo, a procurar interesarse sinceramente por lo ajeno...

—Y si no sientes un interés sincero, ¡no te vas a poner a hacer el hipócrita, ¿no?!

Ser educado o pensar en los demás no es hacer el hipócrita. Si uno se habitúa a preocuparse por los demás y a procurar ser agradable, y desarrolla su vida en esas coordenadas, le saldrá natural ser así, y sin hacer el hipócrita. Ese es el objetivo.

Debemos esforzarnos por ser afables. Es triste que tantos hombres y mujeres hagan grandes sacrificios para poder lucir un coche o un traje un poco mejor, o adelgazar unos kilos, y sin embargo apenas se esfuercen por ser agradables, que es gratis y de mucho mejor efecto ante los demás.

Para ser agradable es preciso salir de uno mismo y ser un buen observador de los demás. Todos tenemos en la cabeza la imagen de hombres o mujeres, quizás de apariencia modesta y de cualidades corrientes, pero perseverantes en la amistad, leales, que contagian a su alrededor alegría y serenidad; y su vida aparece como una luz, como una claridad, como un estímulo. Todos aseguraríamos que esos sí que son felices. Y si intentamos encontrar un algo común a todos ellos, quizás descubrimos que su secreto es que no están centrados en sí mismos.

LA FELICIDAD MATRIMONIAL EN EL HOGAR (Salmo 128:1-6)


"El temor de Jehová" (Salmo 128:1). Temor aquí significa sentir respeto de amor, "andar en sus caminos", obedientemente.

Salmo 128:2, "Te irá bien". Por temer a Dios y obedecerle, bienaventurado es el hombre, porque su trabajo lo llenará de satisfacciones.
Dios mismo instituyó el matrimonio para todos los que así lo desean Génesis 2:18,24. Los esposos deben considerarse el uno al otro como personas. El único dominio que gobierna debe ser basado en amor y respeto mutuo y ternura entre ambos (I Pedro 3:7).

Salmo 128:3, "Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa".
Aquí vemos a la mujer en su casa cuidando a sus hijos. La comparación de la mujer como "vid" se refiere a la capacidad de la mujer para cuidar su hogar. La mujer debe ser de bendición en todas las áreas de la vida de la familia (Proverbios 31; I Pedro 3:7).

"A los lados de su casa". O sea, la parte más íntima de tu casa. Este es lugar donde la bendición de Dios, a través de la esposa, debe tener su máxima expresión. ¿Mujer, tú que eres esposa, estás cumpliendo tu deber? ¿Eres de bendición para tu esposo e hijos? Este hombre dichoso, con una esposa como la que hemos descrito, experimenta realización dentro de las paredes de su casa (Proverbios 31:28).

Salmo 128:3b, "Tus hijos como plantas de olivos alrededor de tu mesa". Se refiere a la felicidad que se experimenta en el hogar. Los hijos le traen gozo y alegría al corazón. Por supuesto, si el hogar marcha de acuerdo con la dirección de Dios. El ver las caras alegres de los niños rodeando la mesa familiar, sin duda, es motivo de alegría y satisfacción personal.

Para los padres de familia que tienen esta oportunidad de tener a sus hijos alrededor de la mesa, es un tiempo precioso que deben aprovechar para el culto familiar (Deuteronomio 6:7). En este culto familiar deben estar presentes todos los miembros de la familia. El papel del padre es ser sacerdote y maestro de la familia. Lo que él enseña a los hijos, no se les olvidará jamás (Proverbios 22:6). Esto, de ninguna manera, le quita la responsabilidad a la madre de contribuir a la educación de los hijos. Como familia ¿están ustedes practicando el culto familiar diariamente?

Salmo 128:5-6, "Bendiga Jehová desde Sion, y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida, y veas a los hijos de tus hijos". Esta bendición personal se extiende para considerar las bendiciones del Señor para el bienestar de la Iglesia y la nación. En aquellos días los ancianos miraban con complacencia a los niños de una tercera y cuarta generación que juzgaban en la calle (Zacarías 8:4-5). Felices son aún ahora, aquellos que pueden señalar la promesa de Isaías 59:21 y considerarla como suya. Ellos verán hasta sus nietos. El Salmo nos habla de una totalidad de gozo para hoy y para los días que han de venir. Esta proyección señala a una realización y felicidad que son seguras y no transitorias. Sí, bienaventurado el que anda en sus caminos; será bendecido el hombre que teme a Jehová.

CONCLUSIÓN

Hoy en día vemos muchos hogares fracasados, algunos sin ninguna esperanza de reintegrarse. La razón es que han querido ser ellos mismos en arquitectos; y no le han dado lugar a Dios para que gobierne sus hogares.

Si queremos un hogar de prosperidad y de éxito, debemos dejar que Dios sea el edificador y constructor. Nosotros, solamente debemos ser obreros que trabajan bajo la dirección de Dios. Es necesario entregar en las manos de Dios a nuestra familia y nuestros planes.

SALMO 34


I. DIOS QUIERE QUE LE ADOREMOS (Salmo 34:1-6)
“La adoración es el reconocimiento de que Dios es digno de ser adorado. Es la respuesta humana a la naturaleza divina”. Solamente Dios es digno de nuestra adoración y servicio. En la adoración a Dios involucramos todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo. Se debe adorar a Dios en todo tiempo, sin importar las circunstancias: pobreza, enfermedad, dolor u otra situación. Al fin de cuentas, Dios puede ayudarnos aunque perdamos la vida por su causa. No hay nada imposible para Dios

BENDECIR A DIOS EN TODO TIEMPO (34:1)

“Bendecir”, “bendito”. Estas palabras se derivan principalmente del término hebreo “baruk” y del término griego “eudokía”. En algunas ocasiones “bendecir” quiere decir enriquecer, prosperar, proteger, multiplicar. En el Salmo 34:1, el término “bendecir” es una expresión de gratitud y adoración a Dios. El escritor expresa su disposición a agradecer a Dios en una manera permanente. Las circunstancias de la vida no son la condición para bendecir a Dios; se puede agradecer a Dios aun en circunstancias adversas. El salmista sabía que Dios lo comprendería; por lo mismo no se aparta de Él.

Al igual que el salmista, nosotros también tenemos quién nos comprenda. Hebreos 4:15-16 dice que tenemos un sumo sacerdote, Jesucristo, que puede compadecerse de nuestras debilidades. Por esa razón podemos acercarnos confiadamente a Él para encontrar protección.

EXALTAR SU NOMBRE (Salmo 34:3)

Exaltar el nombre de Dios significa elevarlo a un lugar de honor lo más alto posible. De hecho, en el universo Dios ocupa un lugar prominente. Él es glorioso, soberano e infinito. No hay nada que no esté bajo su control. En nuestra vida, Dios debe ocupar un lugar de honor. Por eso debemos exaltar su nombre viviendo vidas santas, alejados de todo tipo de pecado. No exaltamos el nombre de Dios cuando en el Templo damos apariencia de piedad, y en nuestra vida privada practicamos la mentira, el odio, la avaricia u otro tipo de pecado. ¡Vivamos vidas santas agradables a Dios!

RECONOCER SU OBRA PROTECTORA (Salmo 34:4-7)

Vss. 4-5. Estos versículos relatan un verdadero milagro en favor de sus siervos. Esto implica que cuando dependemos de Dios, anticipadamente disfrutamos de una victoria segura. Lástima que muchas veces, cuando tenemos problemas, en lugar de buscar a Dios en oración, acudimos a los recursos humanos, y dejamos a Dios de último. Esto no debe ser así. El mundo actual está sumergido en grandes crisis económicas y sociales. Hay guerras, hambre, enfermedades, y muchos viven atemorizados. Si tan solamente buscaran a Dios, el temor desaparecería y habría sanidad para todos. Todo aquel que mira a Dios no es avergonzado. ¡Solamente Dios tiene la respuesta para los problemas del mundo!

Vss. 6. El salmista testifica que ante el peligro que lo asediaba, clamó a Jehová. La respuesta de Dios fue inmediata. Lo libró de todos sus temores. El mundo en que vivimos no es agradable, pues los problemas y los peligros aumentan constantemente: Los secuestros, los robos, asesinatos y tantas formas de maldad que nos rodean. Si clamamos a Dios estamos seguros de que Él nos puede librar no sólo de nuestros temores, sino también de que seamos víctimas del mal. Como Iglesia debemos clamar a Dios y a la vez debemos proclamar su nombre entre la gente que no le conoce. Suponiendo que Él no nos librara de una situación triste aquí en la tierra, aun así debemos serle fieles. Debemos guardar la esperanza de que llegará el día cuando Él reinará con justicia, y entonces nosotros seremos premiados con ir al cielo en la misma presencia.

El versículo 7 describe el cuidado del que gozan los que temen a Dios: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende”. Muchas veces salimos a la calle y regresamos a nuestro hogar en paz, pensando que nada ha sucedido. Sin embargo, ha sido el ángel de Jehová quien nos ha librado. Reconozcamos esta verdad.

Debemos aclarar, sin embargo, que es a Dios a quien tenemos que clamar, no a los ángeles. Es prohibido clamar a los ángeles. Cuando pidamos algo a Dios, debemos pedirlo en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Así lo enseñó Cristo en su santa Palabra (Juan 14:13-14; Mateo 6:5-13).

II. DIOS QUIERE QUE CONFIEMOS EN ÉL (Salmo 34:8-14)

DIOS QUIERE QUE DISFRUTEMOS DE SUS BENDICIONES (Salmo 34:8-11)

Vs. 9-11. Para recibir todas las bendiciones de Dios, se requiere que nuestra reverencia ante Él sea permanente. Lo que se nota aquí es que a la par de la bendición va la condición. La afirmación bíblica las presenta de la siguiente manera: “Temed a Jehová vosotros sus santos” (vs. 9a), “Venid, hijos oídme; el temor de Jehová os enseñare” (vs. 11). El temor aquí no es el terror que experimentan los que están ante un peligro. Es una actitud de respeto hacia el Dios bueno y santo. Los que le respetan disfrutan de una abundancia. El salmista describe las bendiciones de Dios en términos absolutos: “Pues nada falta a los que le temen” (vs. 9b); “Los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien” (vs. 10c).

DIOS QUIERE QUE TENGAMOS VIDA ABUNDANTE (Salmo 34:12-14)
Vs. 12. En este versículo se hace una pregunta retórica que tiene incluida la respuesta. “¿Quién es el hombre que desea vida, que desea muchos días para ver el bien? La respuesta es todo ser humano normal desea vida. Dios puede dar vida abundante.
Vss. 13-14. En este versículo se nos dan los requisitos para obtener la vida abundante y para permanecer en ella:

      1. Guardar la lengua del mal (vs. 13a).
      2. No hablar engaño o decir mentiras (vs.13b).
      3. Apartarse del mal (vs. 14a).
      4. Hacer el bien (vs. 14b).
      5. Buscar la paz y seguirla (vs. 14c).

III. BENEFICIOS QUE OBTENEMOS CUANDO HACEMOS LO QUE DIOS QUIERE (Salmo 34:15-22)
    Los cristianos experimentados, que han caminado por muchos años con el Señor, saben que andar a lado de Dios haciendo su voluntad, es la gloria más grande del ser humano.

    No hacer la voluntad de Dios tiene que ser un resultado tremendamente terrible. Las declaraciones de los versículos 16 y 21 describen la aplicación de la justicia de Dios a los individuos que considerándose autosuficientes se deleitan en hacer el mal. “La ira de Jehová contra los que hacen mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos” (vs. 16). “Matará al malo la maldad, y los que aborrecen al justo serán condenados” (vs. 21). Los hombres sólo tienen la libertad de escoger entre hacer el bien o el mal; pero no tienen libertad de decidir cuáles serán las consecuencias de sus hechos. Ningún hombre que hace cosas malas escapará del castigo de Dios.

    Los versículos 15, 17-20 y 22 no necesitan mayor explicación: Mencionan claramente los beneficios de la protección de Dios para el justo. Dios protegerá a los que se esfuerzan por agradarle, a pesar de las circunstancias adversas.

    1. "Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos" (vs. 15).
    2. "Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias" (vs. 17).
    3. "Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de Espíritu" (vs. 18).
    4. "El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado" (vs. 20).
    5. “Jehová redime el alma de sus siervos, y no serán condenados cuantos en Él confían” (vs. 22).
CONCLUSIONES
  1. Nuestra adoración a Dios no debe estar subordinada a las circunstancias. Debemos adorar a Dios, aunque no tengamos salud, dinero u otro tipo de comodidad.
  2. Debemos exaltar el nombre de Dios en la iglesia, en el trabajo, en la calle y en todo lugar.
  3. Para disfrutar plenamente de los beneficios de Dios, debemos andar en santidad.

LA FAMILIA ESTÁ SEGURA SOLO EN LAS MANOS DE DIOS (Salmo 127)

El hombre sin la ayuda de Dios es incapaz (Juan 15:5).
El Salmo 127:1 dice: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican”.

En hebreo, la expresión construir (banah) es la base para las palabras “casa” (ceith), “hijo” (ben) e “hija” (bath). Los hijos e hijas con los padres forman la familia, de la misma manera que los ladrillos, el fierro y las láminas constituyen un edificio. Dios, además de edificar a la familia, también vela para que marche bien. Solamente así el hogar será confortable y dará protección.

Sin la ayuda y dirección de Dios, una casa puede ser solamente el lugar para comer y dormir, pero no puede haber compañerismo allí. ¿Es tu casa un lugar donde comen y duermen, nada más? “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican”. El Señor siempre está edificando, pero, ¿estamos trabajando a la par de Él? En este versículo, la palabra “vano” se menciona dos veces. “Vano” significa gastar tiempo, energía, dinero y, al final, todo se pierde. Así son los hogares que no se someten a la dirección de Dios. Los hogares que son dirigidos por Dios tienen un verdadero éxito.

Salmo 127:1, “Si Jehová no guardare la ciudad”. Aquí hay un nuevo énfasis, ya que no trata de edificar un hogar, sino de guardarlo. Así como sólo hay un edificador, asimismo sólo hay uno que lo guarda. Porque si el Señor no es el que guarda, todo, una vez más es en vano. Estas dos palabras, "edificar” y “guardar" deben ir juntas. "Si Jehová no guardare la ciudad" (comunidad). La comunidad necesita ser protegida de los males, peligros y de los hombres malos. Aparte de Jehová no hay ayuda ni protección, ni bendición. El hogar y la ciudad tienen que ser guardadas. El hogar es la base de la nación. Cuando los hogares marchan bien, también la nación camina bien.

Salmo 127:2, "Por demás es que os levantéis de madrugada y vayáis tarde a reposar". Todos debemos trabajar (Génesis 3:17-19). Pero también debemos apartar tiempo para descansar suficientemente para reponer nuestras fuerzas. Debemos apartar tiempo para que haya comunión con la familia, tiempo para meditación y comunión con Dios.

Salmo 127:2b, "Y que comáis pan de dolores". Es aquel pan que uno consigue con trabajos difíciles, levantándose temprano y acostándose tarde. Son los trabajos que después de tanto esfuerzo no satisfacen.

"Pues que a su amado dará Dios el sueño". Esto indica que auque estemos en medio de problemas, Dios nos da el descanso necesario (Levítico 26:6; Proverbios 3:24). Los que no conocen a Dios como Padre, se están consumiendo con trabajos y pesares; los fieles, en cambio, reciben bendición aun cuando se encuentran descansando o durmiendo. No dice "reposar", sino "sueño". Reposar sólo es cesar de las actividades, pero sueño es descanso de espíritu. Es la provisión divina para la renovación de las células y tejidos del cuerpo. En este estado, nuestras fuerzas se renuevan para poder seguir trabajando.